Detente, pues comienza el deseo perpetuo.

Solos en ese cuarto, sentados se quedan callados por un momento, frente a frente observandose atentamente sientes como su brazo se va moviendo sublimemente, tu inmóvil por su tierna mirada que te embruja sin saber que es lo que pasa, sientes sus dedos tocando tu rodilla y te preguntas que pasara por su mente esta vez, acaso descubrirá el deseo que tienes desde hace mucho tiempo oculto para el?, tiemblas tan solo de pensar que su tersa mano te controle y encienda tus instintos como nunca nadie lo ha hecho queriendo mas y mas sin quererte detener, muy dentro de ti dices: "detente" no sigas mas pero el sube lentamente con sus caricias por tu muslo, por tu ombligo hasta llegar a tus senos y conquistar tu cuello con un dulce beso, insistes con un NO, no me conquistes "detente" dejame respirar, sientes que el poco aire que recibes te entorpece y sus labios tan cercas de ti hacen erizar toda tu piel dejándote ver que ya perdiste en este juego del destino, en ti ya ha desatado el pecado carnal que te distingue, quieres que te toque de la misma forma en la que toca aquel piano donde nacen melodías hermosas e inigualables, el rodea cada parte de tu cuerpo y tu no sabes que es, si son sus labios, sus manos, sus palabras o su piel la que te trasmite un calor exquisito que te hace perder la razón del sentido y el solo pareciera que quiere memorizar cada parte de ti para guardarlo en su museo de conquistas donde hay besos, cuerpos, caricias y sexo y sin lugar a duda te dejas plasmar en su memoria para intentar perdurar en el y guardarte en las historias perdidas donde todo comienza de nuevo.